Bienvenidos a 'Yo Periodista'

En palabras de Goethe, "todo comienzo tiene su encanto", así que si es la primera vez que te sumerges en 'Yo Periodista' quizás seas partícipe del encanto de la profesión periodística desde la mirada de su autora. Si ya has visitado este blog, Yo Periodista intentará transmitirte ese encanto del comienzo....

lunes, 26 de noviembre de 2012

De guillotinas, de desahucios y otras víboras

La Guillotine, de Óscar Domínguez. (1938)
Aquí hay trabajo: se buscan tijeras de acero para recortes, hebillas fuertes que aprieten más y más el cinturón y guillotinas enormes y esbeltas para cortes limpios de cabeza. Razón: la puta vida.
Los peores presagios parecen cumplirse ahora. Se acerca el peor de los finales para este cuento de la lechera convertido en pesadilla: un  triste desahucio de los castillos en el aire y en pleno despertar mañanero. Más allá de nuestros propios posos de café, el recrujir de las tablas lo vaticinaban desde hace meses o incluso años. Con tal tambaleo, nos afanábamos entonces por remendar continuamente con parches algo endebles a la vista de todos pero que se suponían suficientes para ir tirando, para seguir sin más caminando para adelante, pese a no tener un rumbo fijo ni un destino predeterminado: sobrevivir, sólo era eso;  sobrevivir en medio de un desierto gobernado por víboras enmascaradas entre los tiernos corderillos.

Ya corren las horas como una panda de cobardes viles y la espera silenciosa se hace insostenible. El  mutismo reinante en las cuatro paredes de este ring hace de melodía pre-fúnebre en plena agonía, en esta muerte "a pellizcos"  y  más que anunciada en los chascarrillos de los codiciosos sabelotodos a quienes nadie parecía escuchar en los pasillos aledaños y donde habitan ahora miradas empapadas de privativos: desconfiadas, desesperadas y desorientadas por el desconcierto. Porque la verdad esta ahí  fuera y viene vestida con capa negro -azabache, porta guadaña y calza zapatos viejos llenos de cardos. Mas, qué verdad...

Ya flaquean las fuerzas y así se nos percibe cada mañana por más que queramos disimularlo cabalgando heridos de muerte para arengar este ejército de pusilánimes en el que nos alistamos hace tiempo.  Ya de nada sirven los golpes de pecho, los remordimientos y los arrepentimientos que reflejan los "hubiera o hubiese" que nos repetimos unos y otros ante esta realidad de hoy presentada entre frías estadísticas y más números, que nos hace inviables dentro de este espectáculo teatral del que formamos parte. Porque la vida es puro teatro, - ya lo decía la canción- mas, sin embargo, este show no continúa ni a la de tres ni a la de cuatro, o por lo menos,  no proseguirá con los mismos actores, quienes en adelante pasarán muchos lunes como éste pero sin sol. 

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